Cristóbal Colón: el primer narco de América

 



Por: Pedro Rafael Gutiérrez Doña

Parte de la herencia colonial dejada por el navegante Cristóbal Colón a Costa Rica en 1502 fue el idioma castellano, la imposición de la religión católica mediante la espada y la cruz,  las insoportables liendres y una que otra enfermedad  venérea como la gonorrea.  Vale mencionar también a los caballos y a los perros Lebreles, estos últimos responsables del aperreamiento de indígenas, -como ocurrió en esa ocasión- en la ciudad de León Viejo en Nicaragua a principios del Siglo XVI.    Colón y su tripulación formada en su mayoría por delincuentes comunes, ladrones y piratas, fueron los que trajeron la marihuana en los barcos,  teniendo la dicha en ese entonces,  de no haber tenido que pasar por el scanner y después a las oficinas de Aduanas.    Respaldados por la Reina Isabel la Católica y Fernando de Aragón,  además trajeron el cáñamo, el cual se utilizaba en cuerdas para el armado de velas en sus embarcaciones, aceite de cáñamo para las lámparas y semillas para alimentarse.  Y es precisamente este mercante genovés apadrinado por la realeza española, quien se convierte en nuestro contexto,  en el primer narcotraficante de América. 

Aperreamiento.  Grabado de la época que muestra a perros Lebreles matando a indígenas en León Viejo, Nicaragua por órdenes del colonizador Pedrarias Dávila

La marihuana durante miles de años ha venido arrastrando sobre su cuestionada hoja de vida, una pesada y herrumbrada bola de hierro. Ya en el año 1533 en Francia, Francois Ravelais nos relataba  hace 488 años en su libro “Gargantúa”  del uso de la marihuana y de la forma peyorativa como era vista en aquel entonces.  Decía Ravelais que “…la cannabis y otras plantas como el sauce, el cáñamo, la cicuta y la mandrágora…hacen al hombre frío y lo dejan maleficiado e impotente para la generación…” o sea, repitámoslo:  frío, ‘maleficiado’ e impotente; tres males que ningún mortal desearía padecer hoy en día, pero como ocurre con los cuentos bulevardeanos, dichos males quedaron sin ningún efecto demostrado en el tiempo,  por tratarse de mitos.

La Pipa de la Paz

Por su parte, investigadores de la Universidad del Estado de Washington (WSU) descubrieron que los indios estadounidenses fumaban “la pipa de la paz” unos 1500 años antes de la llegada invasora inglesa en el año de 1620.  En los descubrimientos encontraron una  pipa de unos 5000 años de antigüedad, la misma fue descubierta en la década de 1930 por el antropólogo Alfred Kroeber, que  mostró residuos de tabaco y de diferentes plantas psicoactivas, entre ellas el cannabis.  Pero sin querer ahondar el sentido antropológico/religioso del caso, la marihuana era fumada constantemente  para celebrar diferentes actividades de los indios, como podrían ser fiestas ceremoniales, acuerdos de paz entre tribus o como el elemento de unión entre lo divino y lo terreno.  

En estos días las autoridades del Ministerio de Seguridad Pública a la cabeza del Ministro Michael Soto y en colaboración de fuerzas policiales  de los Estados Unidos y diferentes grupos castrenses del país, lograron el decomiso de unos 2000 kilos de marihuana comprimida para consumo local.  Dividida esta cantidad entre siete provincias, nos daría 285 kilos a cada una; cantidad nada despreciable, considerando que estos decomisos se repiten por lo menos dos veces al mes.  Esta simple división matemática de primer grado,  nos lleva a inferir que en Costa Rica el consumo de esta planta no es un pasatiempo lúdico más, sino que cada día gana más adeptos por sus comprobadas virtudes científicas.

Países del primer mundo como Reino Unido, Croacia, Dinamarca, República Checa, Portugal, Jamaica, Israel, India, Holanda, Estados Unidos, Colombia, Chile y recientemente México son algunos de los países que poseen nuevas leyes para el uso médico del cannabis, el cultivo y el consumo personal, industria en franco crecimiento que deja réditos por unos $5000 millones de dólares al año.


Legalización en Costa Rica

 En Costa Rica existe un Proyecto de Ley impulsado por la Diputada Independiente Zoila Volio el que se encuentra empantanado, atado a bolas de hierro por intereses dogmáticos, presiones ultraconservadoras y una doble moral en el uso medicinal del cannabis.  Doble moral por que en este país,  la misma Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) receta sin parpadear -incluyendo a los Diputados-  decenas de drogas como la Codeína, Ibuprofeno,  Lorazepam,  Carbamazepina, fármacos responsables de haber creado una sociedad llena de adictos y zombis, saturando mes a mes,  los servicios médicos en los Equipos Básicos de Atención Integral de Salud, conocidos como EBAIS. 

No dudo que la aprobación de dicho proyecto es cuestión de tiempo, pero mientras no desaparezcan “los maleficios” “la impotencia sexual”  y las “bolas de hierro” atadas a la marihuana, no podrá avanzar un proyecto el que lejos de ser dañino, estimulará la creación de empleo para la producción y comercialización del cáñamo y hará médicamente que personas con padecimientos como cáncer, epilepsia, enfermedad de Parkinson, migrañas, esclerosis múltiple, anorexia y dolores crónicos entre otros,  tengan un mejor nivel de vida.                                                                                          

Si bien es cierto el Almirante Colón en sus tres conocidos viajes no trajo todo lo bueno a América, tampoco trajo todo lo malo;  no hay entonces más remedio que disfrutar de lo bueno que nos dejaron y añorar por siempre lo que se llevaron.       Y mientras la legalización no sea un hecho y el Gobierno de turno le dé más importancia a la creación de Agencias Espaciales para ponernos ensimismados a ver el cosmos y olvidar la profunda crisis fiscal que nos ahoga,  el narcotráfico en tierra no dejará su trabajo y seguiremos viendo en televisión al Ministro Soto,  rodeado de pacas de marihuana y custodiado por policías ataviados de pasamontañas, cargando pesadas ametralladoras para cuidar las herencias del colonizador.


pgutierrezd@gmail.com

 



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