Benditos homosexuales
Por: Pedro Rafael Gutiérrez Doña.
Como un balde de agua fría cayó el anuncio de la Iglesia Católica recientemente, donde ratifican en esta oportunidad, que dicha institución cristiana no podrá bendecir las uniones homosexuales/lésbicas. Necesaria aclaración esta, luego de que flotaban en la atmósfera nubes grises de duda, condensadas por las declaraciones hechas por el Papa en un Documental realizado por el director ruso Evgeny Afineevsky y que las mismas fueron malinterpretadas.
Las reacciones a sus palabras no hicieron pausa. Miles de homosexuales y de grupos LGBT de todo el mundo en esa oportunidad se frotaron las manos, celebrando cobijados bajo la bandera del arcoiris el poder recibir la bendición eclesiástica, las que luego de haber sido masticadas por católicos de todo el mundo, se convirtieron en anatema para los grupos aludidos. Miles de voces homosexuales trataron con encendidos exabruptos como “hipócritas” “demonios” y de “homofóbicas” las aclaraciones, y batieron sin misericordia los casos de abuso y de sacerdotes homosexuales en la Iglesia para desprestigiarla.
Por su parte, diversos sectores de la Iglesia manifestaron en ese momento el desacuerdo por las declaraciones del religioso, las que fueron sacadas de contexto y reproducidas por los interesados como lo que sería una ‘nueva doctrina’ de la Iglesia. En esa oportunidad, el Papa manifestó que "Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Lo que debe haber es una ley de unión civil, de esa manera están cubiertos legalmente" ...y aquí es donde vale la aclaración: todo ello bajo el alero de los Estados.
"No es lícito impartir una bendición a relaciones, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo", escribe la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Queda claro que esta reafirmación a la doctrina bíblica deja escrita en piedra que la unión entre dos hombres o dos mujeres no podrán ser bendecidas por la Iglesia, señalando que no es lícito y que además es pecado. A contrario sensu subraya el hecho de que para que la bendición sea posible, deben ser una relación entre hombre y mujer, responsables únicos de la transmisión de la vida, señala el documento.
Por otro lado, no hay que dejar por fuera a aquellos que dentro de la Iglesia Católica soplan brasas para encender la participación abierta de sacerdotes homosexuales en sus templos, práctica que no dudo quedará en solo humo, pero sin olvidar ahora, que ya es un hecho su participación en muchas sectas religiosas en muchos países.
En el momento de escribir este comentario, recordé al Reverendo Joseph Wagner, Director Ejecutivo de la Iglesia Luterana Evangélica de América, quien señaló en el año 1991 ante presiones del movimiento homosexual que “Esta Iglesia defiende los derechos civiles de todas las personas, pero la bendición a parejas homosexuales, no es un derecho civil sino un privilegio otorgado por la Iglesia a aquellos que cumplen los requisitos bíblicos estipulados…” afirmación que encierra el sentido estricto de las palabras de Francisco.
Grandes logros civiles han obtenido los homosexuales en la última década y muchos de ellos se esfuerzan para infiltrarse abiertamente en las Iglesias, como sacerdotes y pastores, perdiendo el respeto a sí mismos, a las instituciones religiosas y a considerar los milenarios derechos y sentimientos de los demás. En esta ocasión “La Palabra”, aquella que es más cortante que la espada de dos filos, les cortó el apasionado deseo de ser bendecidos por la Iglesia Católica, la que mantiene una dura lucha contra el ateísmo, el hedonismo y la secularización de la fe.
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