Por: Pedro Rafael Gutiérrez Doña.
Durante el invierno o
la época lluviosa, estos animales permanecen recluidos en las profundidades de
las montañas y por ello, es casi imposible su captura. Es en el mes de
diciembre cuando cesan las lluvias, que inicia el período de caza, y que se
prolonga por 6 ó 7 meses donde se obtienen entre 600 ó 700 monos bebés, los
cuales son exportados semanalmente por aviones de carga a los Estados Unidos.
El mayor cargamento de monos -señala el articulista- fue realizado
recientemente por el piloto de la Fuerza Aérea Norteamericana Charles Hudson
quien tenía a su esposa como co-piloto, quienes sacaron del país 1350 monos,
hasta ubicarlos en su residencia en Santa Bárbara, California.
Matan a la madre
Los comerciantes de
los monos pagan entre $1.00 y $2.00 dólares por cada bebé a los cazadores
nacionales, luego estos son enviados a San José donde son vacunados, para luego
ser enviados a su destino final USA, donde son vendidos entre $25.00 y $35.00
dólares cada mono, haciendo en cada viaje un negocio rentable.
Cuentan los cazadores
que los compradores prefieren a los monos cara blanca como mascotas por ser
amistosos y fáciles de entrenar, además de soportar como ningún otro las
incomodidades que produce el largo viaje en aeroplano desde Costa Rica, cosa
que no ocurre con los monos aulladores o Congos o los monos cara negra quienes
acostumbran a morder.
Las trampas fallan
Mister Clyde Lowe con
una experiencia de 20 años cazando monos y otras especies salvajes de la zona,
dice que la demanda de monos en Estados Unidos supera con creces a la oferta y
que debido a la tremenda población de monos en la zona quienes son astutos y
cautelosos en la densa selva, los cazadores matan a las crías y a las madres.
Lowes admite que la forma de capturar a los monos no es la mejor para él ni
para los exportadores americanos de animales, pero que para los cazadores
locales las trampas fallan y esto les provee de un valioso rifle, objeto que va
mucho más allá de los recursos en promedio para un peón en Costa Rica.
Bajo estas
circunstancias, el veterano exportador de monos termina diciendo que “mientras
la gente en los Estados Unidos nos siga pidiendo monos para mascotas y paguen
un buen precio por ellas, nosotros se las seguiremos suministrando...” termina
el artículo.
Los tiempos cambian y
afortunadamente el saqueo y explotación de nuestra fauna en la piel de los
monos cara blanca llegó a su fin, no así los deseos mezquinos por enriquecerse
de algunos que, esta vez, cegados por el brillo del oro y de la vana gloria,
desgarran el precioso metal -a costa de lo que sea- para exponerlo en las
principales vitrinas del mercado internacional.
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