Luego de que se anunciara el aumento de casos del Covid-19 en la zona norte de Costa Rica limítrofe con Nicaragua, explotaron en las redes sociales los mensajes de odio y xenofobia hacia los nicaragüenses, como responsables directos del aumento de contagios ante la mortal charanga de salud llevada a cabo por el gobierno de turno.
En esa ocasión salieron a flote, decenas de empresas agrícolas exportadoras de la zona, que contrataban a mano de obra nicaragüense ilegal, sin pagarles el salario mínimo, hospedados en estercoleros y sin tener el derecho por ley del Seguro Social. Vale recordar, que el SARS-CoV-2 llegó al país en el mes de marzo, por una pareja de estadounidenses por el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría y este, fue contabilizado como el primer caso de Covid-19 en Centroamérica.
Ante esta realidad la Dirección General de Migración y Extranjería, el Ministerio de Trabajo y la Caja Costarricense del Seguro Social aseguraron en ese momento, iban a hacer cumplir y penalizar a estas empresas por las leyes violadas y restituir los derechos que por ley corresponden a los trabajadores.
Luego de su paso por la zona norte, el virus se trasladó al Valle Central, precisamente en Alajuelita donde unas 25 personas realizaban un "Baby Shower" sin la menor protección y producto de la fiesta, resultaron 13 personas contagiadas, luego que las autoridades de salud cancelaran la actividad y realizaran las pruebas correspondientes.
Y si hay algo que no calza en este asunto, es que el virus no tiene nacionalidad y que los principios de la prensa en general y de las redes sociales, deberían estar cimentados en mantener el equilibrio en la libertad de expresión, proteger la difamación, el insulto o la incitación al odio; pero basta hacer un repaso por Facebook y Twitter y ver que abundan comentarios que soplan brasas para avivar el odio en línea.
En este sentido, no se quedan atrás las principales páginas web de la prensa nacional, donde abundan comentarios racistas, discriminatorios y xenófobos, todos enfocados a denigrar a la inmigración nicaragüense y señalarlos como el principal foco de contagio del Covid-19 en el país. Curiosamente los penates de la edición y de la redacción de estos medios de comunicación, nunca ven estos mensajes dignos para colección y permanecen en esos sitios hasta nuestros días.
Ejemplo de lo anterior, fueron los inoportunos comentarios racistas de Donald Trump en Twitter o los tuits antiinmigrantes de la columnista británica Katie Hopkins, quien comparó a los inmigrantes con cucarachas y que violaron en ese entonces, la política de odio de la compañía del pajarito. Los comentarios racistas, antisemitas, misóginos, xenófobos, sexistas y las imágenes pornográficas, deberían ser eliminados de estos sitios y suprimir la práctica del libertinaje en las opiniones y rescatar como debe ser, el justo medio.
La libertad de expresión debe defenderse con energía, pero no debería permitirse la constante irresponsabilidad de muchos medios de comunicación en redes sociales, que olvidaron los principios del periodismo, no sé si por acción o por omisión.
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