Por: Pedro Rafael Gutiérrez Doña.
Como ya es costumbre, una de las primeras actividades políticas a nivel internacional que realiza el Presidente electo de Costa Rica luego de resultar ganador, es hacer un viaje por Centroamérica con el claro objetivo, de fortalecer de alguna manera las relaciones que ha mantenido con estos países. Y en esta oportunidad no fué la excepción. Los encargados de divulgar sus actividades así lo anunciaron, solo que con una pequeña variante: no visitará Nicaragua.
Don Luís Solís a través de los años, ha venido acumulando valiosa experiencia en el campo internacional heredada de su padrino político el expresidente Oscar Arias Sánchez, experiencia que pareciera en esta oportunidad, ha quedado en el logos, en la letra de los textos y tratados del Derecho Internacional, por que al pronunciar Nicaragua, pareciera se le pegó el bolo.
Y en parte tiene razón. Las relaciones entre Nicaragua y Costa Rica no están en su mejor momento y cada uno de los países tienen en la Corte Internacional de Justicia demandas por litigios fronterizos y delimitaciones en sus fronteras marítimas. Y tiene razón al actuar así, por que lo hace de manera impulsiva, echando por la borda los principios que aprendió y como profesor ha enseñado en las aulas universitarias, sudando la calentura que tiene hasta nuestros días, el agonizante gobierno de Laura Chinchilla.
Pero se equivoca Don Luis al comenzar a manejar las relaciones con Nicaragua de esta manera, por que las comienza con el pié izquierdo, cuando debió de tender puentes y usar un tanto la diplomacia que ha aprendido y no echarle un rollo de alambre de púas mas, al cerco que los últimos gobiernos de Costa Rica, han tendido hacia Nicaragua.
El Mensaje del mandatario electo es claro: con Nicaragua no quiero nada, mientras la Corte Internacional de Justicia no se manifieste.
En este contexto podrían pasar dos cosas. La primera, que la Corte le de la razón a Nicaragua y en ese supuesto va a tener que ser Don Luis Solís, el que tenga que tocarle la puerta al gobierno de Nicaragua para reconocer lo que la justicia ha dictado, considrando el desaire que nos tiene pensando en estas líneas. La segunda, que la Corte le dé la razón a Costa Rica, lo cual será motivo suficiente para elevarle aún mas los ánimos a Solís y esperar para el desarrollo de su gobierno cualquier otro desplante internacional que se le pueda ocurrir en el futuro en contra de NIcaragua
Mientras esto ocurre, las autoridades de Nicaragua ya podrán irse dando una idea con quíen van a tratar en estos próximos cuatro años y tendrán que guardar no una, sino varias cartas bajo la manga, para tratar a un político al que comenzamos a conocer, donde uno se come los jocotes y a él le da la dentera.
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